Segunda Parte

La primera víctima se llamaba Laura. Era una ex alumna mía, se había recién graduado de honres. Por lo que recuerdo le gustaba mucho pasearse por la Castellana y comprar en el Corte Inglés. Era una mujer chiquita, pero completa, de pelo corto negro y ojos color miel, no se veía nada mal, hubiera podido ser una mujer ejemplar pero eso ya que importa, nació siendo mujer por su desgracia y tuve el placer de conocerla. Finalmente un día la encontré de compras y la invité a comer unos famosos churros con chocolate, accedió. La vi muy coqueta conmigo a pesar de ser un viejo de unos 36 años para esos tiempos, no me veía mal, pues teniendo una mujer tan hermosa a mi lado siempre me mantuve, incluso luego de la ruptura, pues era un habito. Estaba muy nervioso, yo solía rechazar mujeres y no tenía ningún tipo de experiencia invitándolas a salir, pero con valentía la invité a las Discotecas Azca. Supongo que al ella ser tan inexperta y tener esas ansias locas por ser adulta la idea le tuvo que parecer increíble y por eso accedió. Recuerdo esa noche como una llena de luces, de música y piernas lindas. Eran millas de pura fiesta, ella iba encantada vestida con un jersey estilo vampiro color marrón y un pantalón diría yo ajustado y negro. Me sentía atraído, parte de sus poderes malévolos, entonces le pagué una copa tras otra, evidentemente Laura no bebía mucho, solo me tomo darle 4 copas y 3 bailecitos para que me pidiera que me quedara en su casa. Cuando llegamos se desnudó y a mi dio un calentón por todo el cuerpo, era provocativo, aunque lo hizo sin provocar, quizás producto de ser la segunda mujer desnuda que vi en mi vida. Automáticamente pasamos a lo que yo creía que sería el acto sexual, solo me desabroché el pantalón, me deje la camisa, quería acabar rápido, pero ella me obligó a besarla entre las piernas. No pude evitar explorar con mi lengua para confirmar que las entrañas de todas las mujeres son iguales. Ella prosiguió con el mismo trabajo, me dolía, por sus dientes, estaba a punto de pegarle. Finalmente se cansó y me explicó que su compañera de cuarto llegaría pronto y si quería terminar debería masturbarme. Luego de fruncirle el ceño mostrando mi confusión, me dijo que era virgen, que no tenía mucha experiencia y no sabía lo que debía hacer, más quería conservar su virginidad para su esposo. Pensé “¡bingo!” en un principio, hasta que mencionó matrimonio, ella quería esperar y no podía obligarla, esa es la táctica de mujer más antigua para controlar hombres, dejarlos con las ganas. Se mudó conmigo al cabo de unos 6 meses de relación en abstinencia, tenía su virginidad en la mira. Esa misma noche me le abalancé encima, ella estaba desnuda, sus tetas eran muy grandes, y además sus pezones muy oscuros, no me gustaban, pero ella se enloquecía solo cuando los exploraba con la boca. Chupe sus entrañas, o el coño como se le llama normalmente, y recorrí luego su cuerpo desde el ombligo hasta la boca con la lengua y sin que ella se diese cuenta introduje mi miembro en sus interiores. Se escuchaban llantos y gritos, como si fuera un asesinato desprevenido, aunque no había pensado nunca en la posibilidad de los sonidos durante el acto sexual, me resultaron excitantes. A la mañana siguiente encontré una nota en su almohada que decía “cásate conmigo” me quede estático, reía por dentro, yo no quería a esa muchacha y probablemente ella estaría enamorada. Se estaba bañando así que aproveché para vestirme y salir. Le deje una nota en la puerta que decía “Esta no es mi casa, mi amigo regresará de su viaje en 2 días, saca tus cosas y ve a un doctor, tienes VIH” Desaparecí durante un mes, me quede en un cuarto que rente durante ese tiempo, también renuncié y pensé que si estaba enfermo no debería seguir trabajando, total me iba a morir pronto y tenía bastantes ahorros para subsistir. No volví a saber de Laura jamás.